Ricardo Azcárate Ortíz es egresado en Ingeniería Mecatrónica por la Universidad La Salle Pachuca, para titularse estudió un diplomado en Gestión de Proyectos en la misma institución y actualmente trabaja en Palenque, Chiapas, en la Organización Child Fund, dentro del programa llamado “Camino Protegido”, trabajo al que él denomina: “un encuentro con el otro”.

Dentro del programa, su función es coordinar la zona norte-sur dando asistencia humanitaria y un trato digno a migrantes, tanto locales como extranjeros, desde pequeños grupos hasta grandes caravanas que pasan por nuestro país; auxiliando con ayuda de profesionales de la salud, abogados, atención psicológica, trabajadores sociales, entre otros.

Sus grandes intenciones por querer ayudar al otro y el descubrimiento de su vocación, comenzó durante los viajes que realizaba como estudiante y en sus visitas al albergue “El Samaritano”, en Atitalaquia, con el grupo de misiones del cuál formaba parte cuando estudiaba el bachillerato en La Salle Pachuca.

Al estar en contacto con los migrantes que llegaban al albergue y conocer la dura realidad de cada uno, Ricardo optó por tomar acción, realizando voluntariado en otra casa migrante pero ahora en Tabasco, el primero de una larga lista…

Por otro lado, su espíritu aventurero lo llevó a emprender un viaje “mochilero” , únicamente con su bicicleta y unos cuántos artículos personales. El cicloviaje le permitió conocer y entender diferentes personas, culturas, pero, sobre todo, encontrar su verdadera vocación: ayudar a las personas.

Ricardo narra que durante uno de sus viajes conoció a otro compañero ciclista, quién lo inspiró para disfrutar de las pequeñas cosas que están a nuestro alrededor y que podemos vivir cada día; “debemos aprender que necesitamos menos. Aprender a vivir con muy poco y solo lo necesario. No depender de nada para ser libres”.

También tuvo la oportunidad de conocer a Las Patronas, en Veracruz, el colectivo de mujeres que, de manera voluntaria, alimentan a las que personas migrantes que viajan en el famoso tren “La Bestia”. Así fue como después de 120 días viajando, fue contactado por Cecilia Ortiz para invitarlo a trabajar a la organización en donde actualmente labora.

Nunca se imaginó que su vida profesional tomaría un giro para dedicarse al ámbito social, "fue como una moneda al aire", comenta. Gracias a su participación en misiones, trabajar como voluntario en albergues de migración y el diplomado, adquirió la experiencia en manejo de grupos y lograr entrar en la Organización: "Si tú haces algo que te apasiona y sigues ese camino, las cosas se te van a dar".

Su verdadera pasión es ayudar a las personas, y sin dudarlo aceptó la oportunidad de este nuevo trabajo, dejando su vida en Pachuca para comenzar una nueva en Palenque, "empezar en un lugar nuevo siempre es difícil pero también siempre es una aventura".

Menciona que su formación lasallista le ha permitido ofrecer ayuda integral a las personas con las que convive todos los días; por un lado, brindar atención como profesional y por otro lado la parte humana que le permite conectar con los migrantes; ofrecer tus conocimientos y habilidades para ayudar al otro. Todo gracias al enfoque humanitario de la Institución que de igual manera fomenta el desarrollo personal.

“La salle te enseña a hacer comunidad y lo aplico todos los días en mi trabajo, desde saber mediar un grupo pequeño de personas migrantes, hasta organizaciones grandes de la ONU... Es la combinación que deberían de tener todas las personas: ser buenas en sus licenciaturas al mismo tiempo de ser empáticas y no ser indiferentes a las circunstancias sociales, definitivamente eso es lo que caracteriza a un lasallista”.

Por último, Ricardo mencionó que tiene grandes amistades que formó en la universidad y que espera con gran entusiasmo volver a reunirse con cada uno de ellos, “mucho de lo que me ayudó, es que la comunidad que se hizo en La Salle, las personas que conocí y mis amigos, me ayudaron a llegar hasta donde me encuentro actualmente”.

Felicidades, Ricardo, tu historia nos inspira para seguir buscando lo que nos apasiona, pero también a reflexionar sobre la migración, la violencia, la injusticia y demás razones por las que la gente va en busca de mejores oportunidades y lo que implica; también sobre nuestros privilegios y el compromiso que tenemos con la sociedad de ayudar y transformar el mundo.